"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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06-04-2011 |
Con Palestina
El gobierno uruguayo ha reparado una grave injusticia reconociendo al Estado Palestino. Alrededor de 110 naciones lo han hecho, y entre ellos, recientemente Brasil, Argentina, Chile y Venezuela. En casi todos los casos, los Estados que asumen la decisión enfrentan groseras presiones de Israel, de su titiritero EE.UU., de la comunidad sionista internacional y de la oposición pro-imperialista, la del Partido Nacional por ejemplo.
Dejemos de lado falsificaciones de la antigüedad difíciles de sintetizar. Recordemos en la contemporaneidad que Teodoro Herzl funda el Primer Congreso Sionista (1897) basado en un concepto racista de pueblo elegido. El primer éxito de su prédica es el ofrecimiento británico para instalar esa probable nación en un territorio de 15.000 kms cuadrados en Uganda. Sin embargo, en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial la Declaración Balfour plantea crear el “ Hogar Nacional Judío” en Palestina (1917). Poco después, distinguidos sionistas se alejan del proyecto al comprobar que la de Palestina no era una “tierra vacía”. Por su parte, los socialistas judíos fundan en Rusia el BUND contra los sionistas, pero después son eliminados por Stalin.
La ONU decide la partición del territorio bajo mandato británico en dos Estados: el judío con el 56% del territorio para el 30% de la población (la mayoría llegada después de los años 20) y el Estado árabe, con el 44% del territorio para el 70% de la población (1947). Para Jerusalén, reclamada por cristianos, judíos y musulmanes, se fija un estatuto especial bajo régimen internacional. Uruguay aprueba la partición (es uno de los treinta y tres votos a favor) mientras hay trece en contra y diez abstenciones. La comunidad internacional se divide ante la solución. Figuras destacadas –como Gandhi- primero apoyan el proyecto sionista y después lo condenan.
El Estado de Israel -proclamado en 1948- no ha cesado de agrandarse por guerras y prácticas genocidas. Con la primera guerra contra los estados de la Liga Árabe (mayo de 1948 a enero de 1949) se agranda un tercio, compartiendo Gaza con Egipto y Cisjordania con Jordania, al tiempo que 800.000 palestinos (el 80% del total) deben abandonar sus territorios. Con la Guerra de los Seis Días (1967) ocupa Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza, y procede a la instalación de colonos: 5000 (1977), 120.000 (1982), 360.000 (2002) 400.000 ahora. Las condiciones de vida de los palestinos conducen a la primera Intifada. (1987). Jordania renuncia a sus pretensiones sobre Cisjordania, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) reconoce a Israel y se firman los Acuerdos de Oslo (1993).Yasser Arafat es electo presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Pero tras el asesinato por la derecha sionista del Primer Ministro Rabin (1995), los sucesores del asesinado, Netanyahu y Barak ni devuelven los territorios ocupados, ni aceptan compartir el dominio de Jerusalén, ni el regreso de los refugiados palestinos. El gobierno de Sharon -que sostiene que la guerra de 1948 no había terminado- se afirma en Cisjordania, asedia a Arafat, destruye la infraestructura de la Autoridad Nacional Palestina y edifica el muro de Cisjordania (2001). La Corte Internacional de Justicia ordena destruir el muro ilegal (2004) que encierra en guetos a los palestinos y la Asamblea General de la ONU convalida la decisión (150 votos contra 6 y 10 abstenciones). ONU, EE.UU., Unión Europea y Rusia ( “el cuarteto”) reclaman a Israel plegarse a la “hoja de ruta” . Entonces Sharon como “gesto de paz” se retira de Gaza (para el Senador Heber la estrategia de Israel para conseguir paz ha sido ceder territorio). El consejero de Sharon, Dov Weissglas explica ese “gesto”: “El sentido del plan de liberación (de Gaza) es congelar el proceso de paz. Cuando se suspende ese proceso de paz, se impide la creación de un estado palestino y también la discusión de los refugiados, las fronteras y Jerusalén.”
Del 44% del territorio reconocido por la ONU (1947) los palestinos controlan ahora menos de la cuarta parte: el 40% de Cisjordania -gobernada por la Autoridad Nacional Palestina- y el 60% de la franja de Gaza, gobernada por Hamas. Esta organización nace en los territorios ocupados (1987) e hija directa del terrorismo sionista, es fundamentalista, intransigente, y gana su base social con una amplia red de servicios sociales, ante la falta de solidaridad de los países árabes y el incumplimiento de los Acuerdos de Paz de Oslo y de Madrid; pero fue el ganador incuestionable de las últimas elecciones controladas por la ONU, resultados desconocidos por Israel y las potencias occidentales. Mientras hay 4.800.000 palestinos en la diáspora, 3.700.000 en los territorios ocupados y 1.100.000 en Israel (entre ellos, más de 10.000 presos) Jerusalén, ocupada por Israel, se ha convertido en su capital – violando resoluciones de la ONU- situación sólo reconocida por EE.UU. Y Costa Rica. A su vez en Israel, el Estado más veces condenado por resoluciones de la ONU, la Corte Suprema de Justicia avala los “asesinatos selectivos”.
El gobierno uruguayo ha mantenido con firmeza s u decisión soberana. El Senador Heber -refiriéndose a declaraciones del Vice Canciller Roberto Conde anunciando que Uruguay seguiría el camino de Brasil y de Argentina- preguntó: ¿”No tenemos un camino propio? ” El camino propio del gobierno de Mujica es estar al lado de los pueblos oprimidos. Y aunque no lo diga el gobierno, muchos frenteamplistas rechazamos la actitud de los descendientes de las víctimas del gueto de Varsovia, que se convierten en victimarios de los palestinos guetizados.
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